“DONDE HAY UNA EMPRESA DE ÉXITO, ALGUIEN TOMÓ ALGUNA VEZ UNA DECISIÓN VALIENTE” (Peter Drucker)
Dos palabras me vienen a la cabeza relacionadas con el amiguismo: nepotismo y favoritismo.
De la primera dice la Real Academia de la Lengua Española “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”, la segunda la define como “preferencia dada al favor sobre el mérito o la equidad, especialmente cuando es habitual o predominante”.
El problema, precisamente, radica en que muy poca gente ve el favoritismo o el nepotismo como “un problema”, tanto es así que en España, una de nuestras diferencias a la hora de contratar es que no importa tanto lo que sepas hacer como la calidad de tus “contactos”. Los contactos resuelven problemas.
Por desgracia en España, el 63% de las personas que consiguen un empleo lo hace a través de esta vía. Esta mala práctica si se realiza en una micropymes o pymes, pone en entredicho el éxito de nuestro proyecto, por depender de recursos limitados y en cambio cuando se realiza en una empresa de mayor tamaño trae como consecuencia un desarrollo empresarial negativo , malas praxis de trabajo, departamentos con funciones desastrosas e incompetencia ocasionando menos rendimientos en el trabajo, menos productividad, menos cooperación laboral y la respuesta ante los problemas es lenta y casi nula.
Una empresa crece, cuando el nivel de profesionalización es exigente, valora el compromiso profesional, premia la eficacia, la entrega y las actitudes, más que un compromiso moral es un compromiso laboral...
Existen empresas donde no solo está regulado, a través de políticas y códigos de conducta, el conflicto de interés, sino que la contratación y la carrera profesional están sujetos a reglas que amparan la elección objetiva, basada en méritos y capacidades. Los departamentos de RRHH tienen reglas que nadie se salta.
Probablemente las empresas de corte familiar, donde los principales accionistas arriesgan su éxito porque la empresa les “pertenece” están sujetas a otras prioridades, donde el hijo o la hija –tenga o no talento- representa la herencia familiar. Bajo mi punto de vista el problema ahí puede ser reducido al ámbito de lo eficaz. Y allá cada cual cómo rige sus destinos. Pero, aún en esos casos, todos conocemos entornos donde el favoritismo o la falta de rigor a la hora de contratar con amigos o parientes causan daños empresariales que no deberían aceptarse a la ligera. Pensemos por un momento en el interés de los accionistas minoritarios.
Se dirá, y es cierto, que en muchas ocasiones no debería discriminarse positivamente, y si alguien está capacitado, no debería dejar de contratársele por el hecho de que sea amigo del director general. Apliquemos entonces la transparencia. Existen empresas donde se promueve la contratación de hijos de empleados. Nada que decir: se favorece la lealtad y el compromiso.
Al final, vivimos en un mundo de relaciones. No dejemos que estas estropeen lo que de positivo tienen la confianza, el respeto, la lealtad…y la amistad!
9 agosto 2021